EXPERTOS TAMBIÉN ADELANTAN QUE HABRÁ IMPORTACIÓN ELEVADA
El Gobierno estima un crecimiento del PIB de 4,86% y una inflación “controlada” de 3,57% para la siguiente gestión. Prevén que las RIN seguirán en caída; el déficit fiscal y la inversión pública serán elevados.
Doña Clara tiene su casera para comprar cada producto o alimento cuando acude al mercado Cruce Taquiña, en la ciudad de Cochabamba. Por costumbre, más que por sus precios, adquiere pollo del puesto N° 155. “Hace dos días el kilo de pollo estaba a 14 bolivianos, ahora está a 16 bolivianos. ¿Por qué hacen subir el precio?”, reclama a la vendedora mientras paga, resignada, por tres kilos de esa carne.
La fluctuación de costos es habitual en todos los mercados del país; de eso se trata la inflación, del alza de precios sostenido cuando con la misma cantidad de dinero se adquiere menos productos, alimentos o bienes. Ése es un indicador, según cuatro expertos en el rubro, que la economía boliviana está inestable y que en 2023 la situación podría agravarse si el Gobierno no asume medidas para mejorar la economía de Bolivia.
Según las proyecciones, el crecimiento económico no alcanzará el porcentaje que prevé el Gobierno, que la inflación seguirá elevada, las importaciones se acelerarán al igual que las Reservas Internacionales Netas (RIN), el déficit fiscal será elevado al igual que el endeudamiento público con la excusa de fortalecer la inversión pública, entre otros ejes económicos.
Sobre el cierre de esta gestión, el economista, docente e investigador Germán Molina asegura que “el desenvolvimiento de la economía 2022 concluirá con cifras positivas en crecimiento económico, baja tasa de inflación, régimen de tipo de cambio fijo respaldado con un nivel de reservas internacionales en declinación, balanza comercial favorable, elevada deuda externa y elevado déficit fiscal”.
Crecimiento pesimista
Con el Presupuesto General del Estado (PGE) 2023, que ya fue aprobado, el Gobierno estima un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 4,86%, una inflación de 3,57% y un tipo de cambio sin variaciones como en los últimos años.
En esa línea, organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, prevén un crecimiento económico para Bolivia, en 2023, de 3,2%; el Banco Mundial de 2,8%; y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de 2,9% situando al país como con la economía de mayor crecimiento de la región.
Sin embargo, las estimaciones oficiales no son compartidas por diversos expertos del área, tras un análisis del contexto boliviano. “El crecimiento económico del país seguirá en 3 a 4% debido, principalmente, a los precios de las materias primas. La soya seguirá teniendo un buen precio al igual que las exportaciones de oro y de otros minerales seguirán elevados, y eso mantendrá a ciertos sectores en crecimiento”, afirma el analista económico Álvaro Ríos.
Para el gerente general del Instituto de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, es necesaria una agenda conjunta entre los sectores público y privado para alcanzar la meta planteada por el Gobierno. “La fundamentación del PGE 2023 dice que la economía crecerá un 4,86% el próximo año, lo que podrá lograrse de haber una sinergia público-privada para superar los grandes desafíos que se deberá enfrentar”, plantea.
El economista Roberto Laserna explica que la economía se contrajo en 2020 por la combinación de la crisis sanitaria y política, que en 2021 hubo una recuperación “importante, pero insuficiente” y que este año se fue recuperando “lentamente” sin lograr el nivel que se había alcanzado en 2019.
“Esto se debe en gran medida a que se han restablecido las políticas económicas de los años de la bonanza, cuando la bonanza ha terminado. El Gobierno parece creer que sus políticas de gasto causaron la bonanza, cuando en los hechos fue la bonanza la que financió sus políticas de gasto. Para crecer habría que dar mayor prioridad a la inversión y al ahorro, especialmente de la gente común, del sector privado y del informal. En la medida en que no se lo haga, se hará más difícil dinamizar el crecimiento”, dice Laserna.
Inflación elevada
Los precios de los alimentos en los mercados son el mejor referente para analizar la inflación, son la base del Índice de Precios al Consumidor que recaba el Instituto Nacional de Estadística (INE).
A noviembre de este año, Bolivia alcanzó una inflación acumulada de 3% y una tasa de 3,2% a 12 meses. Mientras que las proyecciones oficiales esperan una inflación “controlada” de 3,57% para 2023.
Para el analista Laserna las cifras y estimaciones oficiales no concuerdan con la realidad, ya que los precios de los alimentos suben constantemente.
“Existe un contraste entre lo que nos dice la estadística del INE, que la inflación es baja, y lo que experimentan quienes van semanalmente a los mercados, ya que todo sube. Esto se debe a que las canastas de consumo que unos y otros toman en cuenta son muy diferentes”, dice Laserna. También explica que existe un subsidio a las importaciones de los combustibles, lo que aminora el incremento de los precios. “Hay en los hechos un subsidio a las importaciones que amortigua las alzas de precios. Ese subsidio es explícito en el caso del diésel y la gasolina que se importan a precios altos para venderlos baratos en el país, y es implícito en un tipo de cambio que se ha ido alejando del real, según lo mide el índice del tipo de cambio real del propio Banco Central. Con dólares baratos, todas las importaciones resultan más baratas, y si bien eso beneficia al consumidor, lo hace al costo de perder reservas y dañar a los productores locales. Éstos sufren la competencia subsidiada de las importaciones, sean legales o de contrabando”, lamenta.
Tipo de cambio
Igualmente, Ríos considera que la previsión gubernamental puede ser una realidad mientras se mantenga el tipo de cambio y el subsidio a los combustibles. “La inflación será muy baja porque tenemos bastante contrabando. El tipo de cambio en Bolivia en bastante favorable para las importaciones por lo que nos llegan muchos productos baratos de otros países. Creo que al próximo año la inflación seguirá controlada y seguirá siendo una de las bajas de América Latina. Es importante mantener el subsidio a los combustibles para controlar los precios”, afirma.
Para Rodríguez es importante tomar en cuenta varios factores del aparato productivo para lograr que la inflación no supere el 3,57% en 2023. “Dependerá de aspectos como que el clima no juegue en contra de la producción agrícola y que no haya paros y bloqueos que impidan una normal oferta en el mercado interno”, alerta.
Importación acelerada
Entre enero y agosto de 2022, las importacionesalcanzaron los 8.354 millones de dólares, lo que representa un incremento del 46% en la compra de productos internacionales y del 15% en su volumen, al comparar con similar gestión de 2021, según el IBCEcon datos del INE.
El gerente general del IBCE alerta que en los últimos meses las importaciones se han acelerado y que al siguiente año el ritmo podría ser similar.
“En los últimos meses el ritmo de importación se ha acelerado por encima de la tasa de crecimiento de las ventas externas, previéndose, también, un récord de importación por encima de los casi 11.000 millones del 2014. Esta última situación se da porque Bolivia se ha vuelto fuertemente dependiente del abastecimiento externo de combustibles, insumos, bienes de capital y equipos de transporte, principalmente”, precisa.
El experto espera “que las exportaciones crezcan en 2023, pero para un trabajo sinérgico público-privado sería deseable, además, que no existan restricciones a la libre exportación, y que se aliente la exportación en sectores de rápida reacción como el agropecuario/agroindustrial y el forestal/maderero. Por el lado de las importaciones, bueno fuera que haya acciones público-privadas para sustituir competitivamente productos clave como el diésel y la gasolina, que son -de muy lejos- los dos principales productos de importación del país”.
4,86%
ES LA ESTIMACIÓN
que el Gobierno hace sobre el crecimiento del PIB en 2023, en el Presupuesto General del Estado.
4
MIL MILLONES
de dólares eran las reservas internacionales al 20 de diciembre, según el Banco Central de Bolivia.
4
MIL MILLONES
de dólares eran las reservas internacionales al 20 de diciembre, según el Banco Central de Bolivia.
Prevén que las RIN seguirán en caída; el déficit fiscal y la inversión pública serán elevados
Las previsiones económicas para 2023 no son alentadoras. Expertos del área aseguran que las Reservas Internacionales Netas (RIN) seguirán en caída, que el déficit fiscal seguirá creciendo poniendo en riesgo los ingresos del futuro y que la inversión pública se seguirá incrementando en desmedro del ahorro nacional.
“Las RIN durante la gestión 2022 registraron un decrecimiento particularmente en el componente de divisas, y esta tendencia continuaría en 2023 porque el contexto externo es desfavorable por la guerra Rusia-Ucrania y la política monetaria restrictiva adoptada como una medida antiinflacionaria por parte de los bancos centrales de todos los países”, asegura el analista económico Germán Molina.
Según el Banco Central de Bolivia, las reservas internacionales al 20 de diciembre alcanzan los 4.000 millones de dólares, una disminución de 400 millones de dólares por la valoración de las reservas valuadas en oro.
El gerente del IBCE, Gary Rodríguez, considera que las RIN no sigan en descenso “dependerá en alto grado de que aumenten las exportaciones y de que no se disparen las importaciones. Además, de que los pagos que se hagan al exterior por servicio de la deuda externa y de capital puedan ser compensados con el ingreso de divisas por remesas de los trabajadores en el extranjero, así como por un mayor endeudamiento externo”.
Respecto al déficit fiscal, el analista económico Roberto Laserna señala que “lo que hace el déficit es aumentar el consumo de hoy, castigando los ingresos del futuro. Más temprano que tarde, esa deuda se paga, y casi siempre ocurre que la pagan los más débiles. En otras palabras, es un impuesto disimulado a los pobres. El Gobierno debería reducir el déficit disminuyendo sus gastos. Hay demasiado dispendio de recursos, su asignación es ineficiente”. Laserna hace énfasis en la inversión pública, que pese a existir recortes para 2023, siguen elevadas lo que podría generar déficit fiscal.
“El Gobierno parece creer que la inversión pública es automáticamente buena y rentable. La experiencia muestra que no lo es. Las empresas públicas son las principales generadoras del déficit fiscal. Pero también tenemos muchas inversiones públicas que se hacen sin considerar las condiciones para aprovecharlas. Hay vías, aeropuertos, trenes urbanos que han costado muchísimo sin haber tenido ningún impacto en mejorar la economía”, puntualiza Laserna.
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Fuente: Pagina Siete, 28 de Diciembre de 2022
Perspectivas: hay pesimismo sobre crecimiento y temen inflación alta (paginasiete.bo)