Fuente: El Deber, 17 de agosto de 2022.
La Cámara Binacional de Comercio e Industria Boliviano Paraguaya informó que al momento, por cada empresa guaraní que quiere invertir en Bolivia, hay nueve bolivianas que buscan irse al mercado paraguayo
Walter Vásquez Juan Carlos Salinas Cortez
Un sistema tributario más sencillo donde la liberación fiscal para el capital extranjero se traduce en el no pago de gravámenes aduaneros e Impuesto al Valor Agregado (IVA) para la importación de bienes de capital; también, la exoneración de IVA por la compra local de bienes de capital producidos por fabricantes nacionales, hacen de Paraguay un mercado atractivo para la llegada de inversiones y empresas bolivianas a territorio guaraní.
Otros ´perdonazos´ tributarios son el no pago de impuestos por las remesas y pagos al exterior en concepto de intereses, comisiones y capital. Como así también el no cobro de los impuestos que inciden sobre los dividendos y utilidades, provenientes de los proyectos aprobados, por el término de hasta 10 años a partir de la puesta en marcha del proyecto.
Una situación que de acuerdo con los analistas debe preocupar a la administración del presidente Luis Arce.
Otro aspecto a tomar en cuenta es la seguridad jurídica que Paraguay ofrece a sus inversiones, pues según Jorge Eguívar, gerente general de la Cámara Binacional de Comercio e Industria Boliviano-Paraguaya, Bolivia no tiene seguridad jurídica, lo que hace que el empresario tenga dudas sobre su futuro a tiempo de precisar que en promedio, hay al momento “nueve empresas bolivianas que quieren irse por una empresa paraguaya que quiere venir”.
El informe Doing Business 2020 del Banco Mundial, que analiza 190 economías del mundo, ubica a Bolivia en el puesto 150 del ranking de facilidades para hacer negocios y a Paraguay en el 125, una diferencia que no parece muy grande hasta ver el total de impuestos y contribuciones sobre el porcentaje de las ganancias.
En Bolivia, ese porcentaje está en 82% y en Paraguay en 35%.
Néstor Loizaga, socio del estudio jurídico Ferrere Paraguay, explicó que lo que hace al vecino país altamente receptivo a las inversiones son sus bajos costos de producción, fuertes incentivos fiscales y aduaneros, tasas históricamente bajas de sindicalización en el sector privado, sus ventajas logísticas y un entorno de inversión liberal.
En este contexto, hasta el momento al menos a 50 empresas bolivianas, de acuerdo con el registro de la Cámara Binacional, analizan migrar y probar suerte. Una de las últimas en llegar a ese mercado fue Bolivian Industrial Technology (BIT), que en octubre iniciará la instalación en ese país de una planta de diésel sintético a base de llantas.
Luego de que quedaran estancadas las gestiones con el Gobierno para producir ese combustible en Bolivia, se decidió llevar el proyecto a Paraguay, donde éste se pudo concretar en cuestión de meses, indicó Xavier Iturralde, uno de los inversores.
“Una noticia como esa debe de llamar la atención a los bolivianos, porque (BIT) es una de muchas empresas que están en la misma situación. Debe haber al menos dos docenas de empresas bolivianas haciendo trámites para irse definitivamente del país”, afirmó el analista Jaime Dunn.
El especialista explicó que las atractivas condiciones que ofrece Paraguay al capital extranjero son parte de la gran competencia que se da entre los países por atraer talento humano y empresas.
Por el contrario, dijo, “en Bolivia se ha decidido ver hacia adentro y no competir por el talento ni por las empresas de afuera. Por eso, tenemos políticas como la sustitución de importaciones, la que implica tratar de producir cosas en el país sin-muchas veces- tener la tecnología” para ello.
Bolivia es uno de los países que tiene mayor burocracia para la creación, gestión y cierre de empresas, con 192 trámites, cuando en otros países de la región esa cifra está entre 60 y 70 trámites, sostuvo el economista Lorgio Ardaya.
Esta situación trae una serie de perjuicios a toda la economía, fomenta la informalidad, la evasión fiscal y la corrupción, acotó Ardaya.
Lo que hace al país poco atractivo para la inversión extranjera y local es la sobrerregulación; una fuerte carga laboral e impositiva; y la politización de los negocios, indicó Dunn.
“Los extranjeros no están interesados en Bolivia y hemos llegado a un punto en que los mismos bolivianos ya ven muy difícil hacer negocios en el país”, expresó el analista financiero.
Fuente: El Deber.