El sector se queja de que la hiperregulación y demonización que sufre en los últimos años ensombrece su compromiso real con la sostenibilidad
Los plásticos son los materiales más seguros y, actualmente, los más regulados para que su reciclado esté en contacto con alimentos. Por ello, nos sorprende que se pueda sugerir que la nueva legislación europea está favoreciendo al sector, lo cual solo demuestra el desconocimiento de las medidas y normativas aplicadas en los últimos años con la intención de limitarlo.
España es el único país de la Unión Europea que cuenta con un impuesto especial a los envases de plástico y que sitúa al sector en una situación de desventaja respecto al resto de materiales. Desde nuestra plataforma estamos a favor de reducir y prevenir los residuos, pero hagámoslo teniendo en cuenta todos los envases de un solo uso, sean del material que sean. De lo contrario, lo único que provocaremos será el traspaso a otros materiales incrementando los residuos y la huella ambiental dado el mayor peso de esos otros.
Si nos fijamos en algunas normativas que ya están en marcha o se aplicarán en países vecinos, encontramos ejemplos como Reino Unido, donde las empresas no podrán suministrar, vender ni ofrecer determinados artículos de plástico de un solo uso a partir del uno de octubre de 2023. Entre estos productos se encuentran los platos, cuencos, bandejas, cubiertos y otros envases de poliestireno. Alemania, en su caso, transpone el artículo 8 de la directiva SUP, responsabilidad ampliada del productor, y anuncia las ecotasas a los artículos plásticos afectados.
La prohibición de plásticos de un solo uso ha supuesto un duro golpe para el desarrollo de las empresas. Por mucho que algunos colectivos traten de denostarlos, los plásticos son materiales imprescindibles e insustituibles en muchos sectores como la medicina, el transporte o la alimentación y ofrecen ventajas muy superiores a otros materiales en ámbitos como la lucha contra el desperdicio alimentario. Esto se une, además, a la capacidad que tienen los envases plásticos para que sean reutilizables, lo que favorece la jerarquía de residuos. El informe Climate impact of plastics de McKinsey revela que los envases de plástico permiten conservar y mantener los alimentos de forma segura contribuyendo en su prevención higiénico-sanitaria. La función del plástico es clave, lo cual se demostró a través de un estudio en el que la consultora analizó 14 aplicaciones alternativas al plástico, como el metal o el vidrio, las soluciones de plástico proporcionaron menores emisiones de GEI en 13 de las 14 aplicaciones en las que se comparó.
Según las últimas estadísticas de Eurostat, en el período de 12 años desde 2009 a 2020, en Europa el residuo de envases generado de papel y cartón fue el más elevado, al contribuir con 32,7 millones de toneladas, frente a los 15 millones de toneladas de material envasado plástico. El uso de envases de cartón por habitante ha aumentado 14 kilos en este periodo, mientras que el plástico lo ha hecho sólo en 7 kilos/habitante. Solamente en 2020, el gasto en packaging correspondió en un 40% al papel y cartón, frente al 19% de plástico. El 50% del papel utilizado en la UE está destinado al sector del packaging, en multitud de casos para aplicaciones de un solo uso, ya que la capacidad del papel para ofrecer envases reutilizables es limitada.
Según los análisis de ciclo de vida, los plásticos son la alternativa más ecológica en la mayoría de las aplicaciones. Así, el plástico es el material de envasado más eficiente, ya que el uso de alternativas al plástico –como el vidrio, metal, cartón, etc.– supondría aumentar en 3,5 veces el uso de material que tras su uso también se convierte en residuo; 2,5 veces aumento de consumo de energía y recursos en su producción y transporte (como ocurre con el consumo de 300 litros de agua por la fabricación de un kilogramo de cartón) y un aumento en tres veces más de emisiones de gases efecto invernadero según el estudio Denkstatt Envases, impulsado por Plastics Europe.
Los plásticos en sí mismos no son el problema. El problema es la mala gestión del residuo y abandonarlo en el medio ambiente. Por ello, cualquier medida encaminada a sustituir un material por otro, sin incidir en el comportamiento y en su correcta gestión, se limitará a sustituir un tipo de residuo por otro.
Los plásticos son materiales sostenibles y su uso permite mejorar la eficiencia de numerosas aplicaciones. Pero para asegurar su sostenibilidad se debe garantizar la correcta gestión de su fin de vida por parte de toda la sociedad (consumidores, fabricantes, recicladores, instituciones, etc.). Además, debemos fomentar medidas de reutilización y tratar de reducir el monouso, pero estas decisiones deberían basarse siempre en el análisis de ciclo de vida y en un criterio científico y riguroso.
Luis Cediel es portavoz de la Plataforma EsPlásticos
Fuente: Cinco dias