El ganador podrá cambiar la retórica por el pragmatismo después de las elecciones, pero deberá hacerlo rápido
El ganador de las elecciones de este domingo en España tendrá el viento a su favor y mares turbulentos por delante. Sin embargo, tanto el actual presidente, Pedro Sánchez, como su principal rival conservador, Alberto Núñez Feijóo, se muestran reacios a aumentar los impuestos y a abordar el alto desempleo. Se arriesgan a malgastar un crecimiento robusto y una inyección de fondos europeos.
El Partido Popular de Feijóo lidera a los socialistas de Sánchez por 6 puntos, según la última tanda de encuestas de opinión antes de la votación. Sin embargo, es muy improbable que alcance la mayoría absoluta. Para ser exactos, vaticinan que los populares obtendrán entre 131 y 151 escaños en la Cámara Baja, compuesta por 350 miembros. Los socialistas, por su parte, conseguirán entre 98 y 115 escaños.
Un resultado así obligaría a ambos partidos a recurrir a alianzas políticas. La decisión del actual presidente de convocar elecciones anticipadas podría seguir dando sus frutos en el caso de formar una coalición con grupos de izquierda y separatistas y de que los votantes españoles rechacen una alianza entre el PP y el partido de extrema derecha, Vox. Quienquiera que forme Gobierno heredará una economía en buen estado. El PIB español se desplomó un 11,3% en 2020, la peor caída de Europa durante la emergencia del Covid, pero desde entonces se ha recuperado, expandiéndose un 5,5% en 2021 y 2022, con la ayuda del bum turístico.
La Comisión Europea espera que España crezca un 1,9% este año y un 2% el próximo, superando al resto de la eurozona. Su inflación, de solo el 1,6% en junio, fue una de las más bajas del bloque. Mientras tanto, España está preparada para recibir 161.000 millones de euros en subvenciones y préstamos del fondo de recuperación de la UE, lo que equivale a aproximadamente un 2% del PIB por año hasta 2027, según S&P Global.
El nuevo Gobierno podría utilizar este dividendo económico para abordar algunos de los puntos débiles que presenta el país. El gasto derivado de la pandemia llevó la deuda nacional del 98% del PIB en 2019 al 113% el año pasado. El Gobierno aún espera registrar un déficit presupuestario de más del 4% del PIB este año. El desempleo, que en mayo era del 12,7%, es casi el doble de la media de la zona euro.
Sin embargo, las declaraciones de la campaña electoral sugieren que ni Sánchez ni Feijóo están dispuestos a tomar decisiones difíciles. El manifiesto de los socialistas prometía “pleno empleo”, pero también un aumento del salario mínimo que podría hacer inviables algunos puestos de trabajo.
Sánchez dice que quiere gastar más en salud sin aumentar los impuestos. El PP, por su parte, ha hablado vagamente de reformas para impulsar la inversión empresarial. Feijóo llegó a admitir que le preocupaban los niveles de deuda, pero también se comprometió a reducir los impuestos a ricos y pobres. El ganador podrá cambiar la retórica de ganar votos por el pragmatismo después de las elecciones, pero tendrá que actuar con rapidez. Los problemas económicos de España serán más duraderos que sus ganancias financieras.
Fuente: Cinco días