La decisión de la justicia europea de revisar la legalidad del veto de Bruselas a la fusión de O2 y Three en 2016 puede influir en el futuro de operaciones como la de Orange y MásMóvil
“Estos son malos tiempos. Los hijos no obedecen a los padres y todo el mundo escribe libros”, decía Cicerón. Y siguen sin ser fáciles, tampoco para las telecos europeas, que luchan contra las adversidades propias del negocio y contra las limitaciones de Bruselas. Mientras el mercado contiene la respiración a la espera de que la CE suba o baje el pulgar respecto a la fusión de Orange y MásMóvil, la justicia comunitaria acaba de adoptar una decisión que oscurece un poco más el horizonte de este y otros matrimonios en el sector. El Tribunal de Justicia de la UE ha aceptado un recurso de Bruselas que obliga a reexaminar el veto que la CE impuso en 2016 a la fusión de O2 y Three. Aquella negativa fue desautorizada posteriormente por la propia justicia europea, aunque el fallo no tuvo efectos prácticos porque ambos novios se han buscado otras parejas. El hecho de que ahora se vuelva a revisar esa desautorización hace prever que la justicia comunitaria pueda respaldar la doctrina restrictiva de Bruselas sobre las fusiones. Son los vaivenes de la jurisprudencia, que hoy dice digo y mañana puede decir diego.
La inteligencia artificial levanta pasiones, como suele ocurrir con todos los grandes negocios, actuales o futuros. La mejor prueba de su potencial es la entrada en la fiesta de Google, que ha presentado su herramienta gratuita de IA, Bard, en español, portugués, árabe, chino y hindi, entre más de 40 idiomas, cuando hasta el momento solo se disponía de inglés, japonés y coreano. Más allá de que la mayoría de los usuarios, al menos en Europa, no le vayan a sacar gran rendimiento al hindi, el argumentario de venta de la IA no tiene límite: desde que creará más empleo del que destruirá hasta que mejorará “la creatividad”. El papel lo aguanta todo.
La capa de Frodo que protege el sector turístico no ha arreglado los márgenes
Las óptimas previsiones del turismo para esta temporada, que desafían un entorno condicionado por las tensiones inflacionistas y las alzas de tipos, hacen pensar que la industria se ha agenciado una enorme capa de Frodo, capaz de proteger la actividad de los enemigos del negocio. La patronal Exceltur, que aglutina 35 empresas emblemáticas del sector, prevé que los ingresos crezcan más de un 11% respecto a 2019, último año antes de la pandemia. Los beneficios de aquella época, sin embargo, tardarán más en llegar, porque no solo han aumentado las ventas, sino también la energía, los créditos y los salarios. La gran pregunta es hasta cuándo los viajeros seguirán sin inmutarse frente al aumento del coste de la vida. De momento, se mantienen, y que les dure mucho.
La frase del día
Nos encaminamos hacia un mundo en el que los algoritmos nos permitirán descodificar los procesos mentales de las personas y manipular directamente los mecanismos cerebrales.
Gabriela Ramos. Subdirectora General de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco
Los impuestos hay que pagarlos y después recurrirlos…en ese orden
La lógica tributaria es inflexible, ya se trate de peras o de manzanas: primero se paga y después se discute. Tanto es así que hasta los asesores fiscales, especializados en ponerle el cascabel al feroz gato fiscal, recomiendan a las grandes fortunas que paguen el nuevo impuesto que grava su riqueza y después recurran su presunta inconstitucionalidad. Se trata de una obligación (la de pagar lo que se considera injusto pagar) menos gravosa para estos contribuyentes que para el común de los mortales, a los que una liquidación injusta puede hacer un gran roto en el bolsillo. Pero en caso de tener razón, Hacienda tendrá que devolver no solo lo ingresado, sino también los intereses de demora. Si uno puede, casi vale la pena esperar.
Fuente: Cinco Dias