Hay 148 impuestos, tasas, contribuciones y obligaciones tributarias vigentes. Cuáles son y cuánto pesan en la recaudación del Estado. El número es menor a lo que era hace un año, pero aumentó enormemente el peso de una detracción no legislada
A fines de 2022 la consultora 1841 Foundation elaboró un informe en el que calificó a la Argentina como el tercer “infierno fiscal” del mundo, sólo por detrás de Bielorrusia y Venezuela. En 2023 la historia no parece ser muy diferente. Según el vademécum tributario elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), existen 148 tributos diferentes en el país, entre los niveles de gobierno nacional, provincial y municipal. Si bien es una reducción respecto de los 165 tributos relevados en la edición anterior del Vademécum, sigue siendo una marca digna de un infierno fiscal.
Según el estudio, diez tributos colectan el 91% de la recaudación total y el 9% restante se divide entre los otros 138 impuestos, tasas, contribuciones y derechos. El criterio utilizado es el del hecho imponible, entendiéndose por “hecho” a todo aquello que da lugar a la existencia de un tributo para un determinado nivel de gobierno.
“El vademécum tributario de IARAF no es un mero listado de todos los tributos existentes a lo largo y ancho de Argentina, sino una lista de los distintos tipos de tributos identificados según los distintos hechos imponibles. Para la realización del vademécum se hizo un análisis exhaustivo de la normativa tributaria vigente en los diferentes estratos gubernamentales”, explicaron desde el Iaraf.
Se trata de una lista de los distintos tipos de tributos, identificados según los distintos hechos imponibles
Al respecto, es relevante recordar que, según la RAE, se denomina “tributo” al pago que se realiza al Estado para que éste lo administre a través de las operaciones mediante las cuales provee a la ciudadanía de bienes y servicios. Ergo, abarca más que los impuestos propiamente dichos. También suma a las tasas, contribuciones y derechos que se aplican dentro del país.
Impuestos nacionales
Como se mencionó anteriormente, del análisis de la legislación tributaria de 2023, el Iaraf identificó la existencia de 148 diferentes tipos de tributos en Argentina.
“Para poder realizar una clasificación seria de los tributos en sus distintas versiones, se requiere un estudio profundo del funcionamiento de cada uno de ellos. Esto obedece a que, si bien a priori una tasa no es un impuesto, si el monto cobrado excede el valor de la contraprestación, puede considerarse que tiene una parte impositiva. En efecto, lo que sí puede afirmarse es que al menos existen 60 impuestos claramente definidos al considerar los tres niveles de gobierno”, dice el informe.
Con ese criterio, el Iaraf identificó 45 tributos nacionales, entre los que se encuentran el impuesto a las Ganancias, el Monotributo y los impuestos alos Bienes Personales, al Cheque y al Valor Agregado (IVA), entre otros.
Fiscos provinciales
En lo que respecta a los tributos provinciales, hay 25 que se mantienen vigentes en este 2023. Los más comunes son los que suelen componer el “grueso” de los recursos propios de cada jurisdicción, como es el caso de Ingresos Brutos, y los impuestos Automotor, Inmobiliario y de Sellos.
También aparecen otros que se aplican sólo en algunas provincias en particular, como la Tasa de pesca o a la Carga y descarga en puertos.
Por último, se pueden identificar 78 cargas tributarias municipales diferentes. Las obligaciones fiscales son muy variadas, debido en parte a la pluralidad de municipios y a las diferencias en sus respectivas reglamentaciones de recaudación.
Se encuentran en el listado tributos como contribución por pavimentación, derecho de catastro y derecho de venta ambulante, entre otros.
La lista es larga. Se suman también a las cargas tributarias municipales otras obligaciones como la tasa de alumbrado público, impuesto Automotor, impuesto Inmobiliario y tasa por servicios de limpieza y desmalezamiento de baldíos, entre otros.
En total, considerando las cargas tributarias de todos los niveles gubernamentales, se observa que, en relación al vademécum del 2022, se sumaron cuatro nuevos tributos nacionales, pero se restaron un tributo provincial y 20 municipales.
A nivel nacional se destacó la creación de la “Tasa de seguridad de la aviación”, vigente a partir de enero de 2023. A nivel provincial sobresalió la eliminación del “Fondo social de reactivación productiva”. En tanto, a nivel municipal se observó la eliminación de la “Tasa sobre el financiamiento otorgado por la Caja de Crédito Municipal a personas humanas o jurídicas”, de las “Contribuciones sobre la introducción de mercaderías a los mercados” y de la “Tasa de deporte”.
Recaudación concentrada
Independientemente de la diversidad de tributos identificados, el Iaraf señaló que la recaudación efectiva de todos los niveles de gobierno de Argentina se encuentra concentrada en relativamente pocos tributos.
“Considerando la recaudación de IVA, Ganancias de personas humanas y de sociedades, Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social, el impuesto provincial a los Ingresos Brutos, Derechos de exportación y el impuesto a débitos y créditos bancarios, se obtiene el 83% de la recaudación tributaria consolidada de Argentina”, indicaron.
“Si a los seis tributos mencionados se le agregan el impuesto sobre los Combustibles, los Derechos de Importación, impuestos internos coparticipados y la Tasa de Seguridad e Higiene Municipal (TISH) se tiene que el 91% de la recaudación consolidada argentina se concentra en 10 tributos, 8 de los cuales son nacionales, uno provincial y uno municipal”, completaron desde el organismo.
Presión fiscal, dólar soja y anticipos
Si bien Argentina sigue siendo uno de los países con mayor carga tributaria del mundo, según los datos del Iaraf, entre enero y mayo de este año se registró la menor presión fiscal de los últimos 21 años. Es necesario retrotraerse hasta el año 2003, dice otro trabajo, para encontrar valores inferiores. “En cuanto a la variación interanual entre 2022 y 2023, los ingresos tributarios han disminuido en 0,6 puntos porcentuales del PIB. En comparación con el promedio 2003-2022, la recaudación de 2023 se sitúa 1,6 puntos porcentuales del PIB por debajo”.
Cabe aclarar, sin embargo, que la caída se debe en buena medida a la caída de la recaudación de derechos de exportación debido a la fuerte sequía y las versiones 2022 del “dólar soja” que, al igual que el anticipo adicional del impuesto a las Ganancias implementado a fines de ese año y la retracción real de la recaudación de los impuestos a los Combustibles, “comieron” por adelantado recaudación de este año.
La combinación de retenciones y derechos de importación, calculó el Iaraf, “resultó en una menor recaudación de comercio exterior en términos del PIB, con una caída de 0,5 puntos porcentuales del PIB en 2023 en comparación con el año anterior y de 0,6 p.p. del PIB respecto al promedio 2003- 2022″.
El impuesto invisible
Aunque no aparece en el marco tributario, una de las cargas que más creció entre 2022 y 2023 es el “impuesto inflacionario”, que el director del Iaraf, Nadin Argañaraz, llama “impuesto no legislado”.
La tasa de inflación es una suerte de alícuota que carcome los saldos monetarios de empresas y particulares, que para atenuar la detracción van disminuyendo la “demanda de dinero”, lo que achica la “base imponible”, pero aumenta la velocidad de circulación del dinero, acelera la inflación y remeda un aumento de tasa impositiva que realimenta el circuito fiscal-monetario-inflacionario.
La prueba más cercana es el comportamiento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de los últimos meses, que avanzó 4,9% en noviembre, 5,1% en diciembre, 6% en enero, 6,6% en febrero, 7,7% en marzo y 8,4% en abril. Las consultoras privadas anticipan que el IPC de mayo, a publicarse el 14 de junio, rondará el 9% y el más reciente Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central proyectó una inflación para 2023 del 148,9%, un incremento de 22 puntos porcentuales respecto a la proyección del mes previo.
Este proceso mplica un impuesto “invisible” pero real, dado que las subas de precios son previas y más frecuentes que las actualizaciones salariales. Además, la mayoría de los trabajadores han tenido ajustes por debajo del avance del IPC en los últimos años. Es decir, una mordida más feroz del “impuesto no legislado”, invisible en el vademécum, pero no en el poder adquisitivo de los bolsillos argentinos.