Una situación que ha golpeado duramente al sector formal, aquel que paga impuestos al país.
En Bolivia, el 90% de las actividades comerciales funcionan en la ilegalidad, es decir que las personas trabajan en la informalidad, este dato alarmante fue dado a conocer por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esta situación se vio exacerbada con la llegada de la pandemia en 2020: la limitada oferta de puestos de trabajo impulsó a emprender alguna forma de sustento, incluso de forma informal.
Lo que para muchos se convirtió en una forma de sustento, se ha convertido en una problemática económica y social, que va de la mano del contrabando. Situación que ha golpeado duramente al sector formal, aquel que paga impuestos al país.
Esto se traduce en pérdidas para el estado Boliviano, debido a que el 80% de los comercios son informales en nuestro país, lo que significa 2.000 millones de dólares en pérdidas, de forma anual. Pero la situación se agravó durante la pandemia con el contrabando que genera 3500 millones de dólares en pérdidas, esto representa el 10% del Producto Interno Bruto (PIB).
«Este sector informal en muchos casos está lavando dinero del contrabando, cuando esto ocurre, no existe precio. Entonces hablamos de una competencia ilegal y desleal en el mercado interno. Cuando la ley es pareja nadie se queja, pedimos que se haga cumplir la ley», remarcó el Gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.
Los sectores más afectados por el contrabando y comercio informal de acuerdo al economista, Hugo Rodríguez, del Centro Boliviano de Estudios Económicos (CAINCO), son las empresas de gaseosas, las bebidas no alcohólicas, cereales.
De acuerdo a la Confederación de Gremiales a nivel nacional el número de personas que se dedica a la informalidad ha ido en ascenso, en el país existen unas tres millones de personas que se dedican a la actividad gremial. Durante el 2006 se tenía el registro de 1.500.000 gremiales, el 2022 se ha registrado 3.000.000 informales, con distintos tipos de negocios que no cuenta con las condiciones de un trabajador formal.
«No hay muchas fuentes de trabajo y la gente apuesta por vender algo y sacar el dinero diario para su mantención», indicó la dirigente de la Uyustus de El Alto, Lena Vicente. «No hay empleos, si tuviéramos un empleo, un seguro, no sería necesario salir a vender», aseveró la comerciante informal, Victoria Rodríguez
La informalidad se vislumbra en las calles de nuestro país, en los diversos negocios que ofertan productos o servicios. Ahora se ve una realidad preocupante, hay más vendedores que compradores.
Conocemos las motivaciones de los vendedores ambulantes para ocupar las calles de la ciudad y la necesidad de mantener a sus familias.
Fuente: Red Uno de Bolivia, 05 de Octubre de 2022